Casas coloniales y centros arqueológicos. Pintorescas iglesias e imponentes templos precolombinos. Oaxaca es la mejor síntesis del encuentro de dos culturas. Se refleja en sus artesanías, tradiciones y en la vida de esta ciudad sin tiempo. Es un paraíso milenario ideal para conocer la historia, disfrutar de las increíbles playas del Pacífico y volver con una valija llena de artesanías.
Sobre el valle de montaña de la Sierra Madre del Sur, a 1.500 metros de altura, se levanta Oaxaca, una de las ciudades coloniales más cautivantes de México. Conserva cierta atmósfera provinciana y un enorme peso cultural, propio de su nutrida población indígena.
La peatonal que lleva a la Plaza de Armas.
Antes de la llegada del europeo, la habitaban diferentes grupos étnicos, entre los cuales los zapotecas mixtecas son considerados como sus fundadores. Ya en 1528, los españoles la llamaron Villa de Antequera de Guaxaca y completaron la síntesis indígena-hispánica que hoy es su esencia.
En el día de los muertos las calles se decoran con calaveras y esqueletos.
Pero para conocer mejor la historia de Oaxaca no hace falta más que recorrerla. El centro de la ciudad se viste de casas coloniales, imponentes iglesias y sorprendentes palacios y casonas, hoy convertidas en museos u hosterías de lujo.
La catedral resume en su arquitectura la historia oaxaqueña.
Aquí todo tiene sabor a leyenda e historia, que se refleja en los pintores que exponen en pequeñas galerías, en los artesanos, en los puestos de comidas y en el rostro de cada vendedor ambulante que acompañan todo el camino por las calles de Oaxaca.
Una ciudad sobre el océano Pacífico.
Su centro histórico fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la ONU. La Plaza de Armas, también llamada Zócalo, es el corazón geográfico y social de la ciudad: por allí circulan vendedores estudiantes, turistas y aldeanos con exóticas vestimentas. Es el lugar perfecto donde sentarse a tomar un café –la ciudad es popularmente conocida como la ciudad de los cafés bonitos– o simplemente observar el paso del día. Al atardecer todo se ilumina de manera mágica.
El monasterio de Oaxaca, considerado Patrimonio de la Humanidad.
Puntos para visitar: La Catedral –levantada en 1533– cuyo principal atractivo es el relieve de la Asunción de la Virgen, el Museo de Arte Contemporáneo –casona del siglo XVI–, donde se exponen obras de artistas oaxaqueños e internacionales, la Iglesia de Santo Domingo –la que más sorprende a los visitantes–, para apreciar pinturas de santos y vírgenes y el árbol genealógico de Santo Domingo, en yeso pintado.
Típicos balcones de las casonas.
Los amantes del sol y el mar pueden disfrutar de Puerto Escondido y las Bahías de Huatulco. A 295 kilómetros de la ciudad (30 minutos de avioneta), son playas de arenas blancas y mar calmo. En Puerto Escondido, más específicamente en Carrizalillo y Zacateca, los amantes de los deportes acuáticos encontrarán su paraíso. Los surfistas más osados del mundo acuden con sus tablas, atraídos por el oleaje del Pacífico. Puerto Angel ofrece pacíficas playas y alternativas para practicar deportes acuáticos. Zipolite es una playa reservada para nudistas.
Monte Albán.
Huatulco, de aguas turquesas e innumerables reservas ecológicas, es un reducto de tierras vírgenes, cuyas arenas blancas –en Conejos, Chahué, Tejoncito, Chachacual, Yerbabuena y La Entrega– resultan irresistibles. Allí encontrarán hoteles cinco estrellas, campings, lugares para buceo, pesca y esquí acuático.
En Oaxaca confluyen todas las alternativas turísticas: historia, lugares de compras, playas y deportes acuáticos en un único paraíso sin tiempo.
TENTACIONES
El arte se respira en las calles, galerías y en todos los recovecos de la ciudad. El lugar de los artesanos es la Alameda del León, al noroeste de la Plaza de Armas, llena de puestos de artesanías. Los mercados son la gran tentación para los visitantes. ¿Qué no podés dejar de traer? Los tradicionales hilados en forma de camisolas, casacas o mochilas tejidas. También hay cestos, alfombras, mantas, telares y platillos decorativos, todo típico del lugar. Un detalle importante: se puede conseguir todo muy barato.
TOUR ARQUEOLOGICO
Piezas de piedra en Albán
Oaxaca cuenta con casi 4.000 zonas arqueológicas. Monte Albán y Mitla son las más atractivas. A 10 kilómetros de la ciudad, Monte Albán data del 500 a.C. y alcanzó su auge en el año 750 d.C. Fue el centro político, cultural y religioso. Se pueden apreciar increíbles piezas de orfebrería en oro, jade y turquesas de las tumbas. Sus principales edificaciones: La Gran Plaza, con 200 metros de largo por 200 de ancho, y el Juego de pelota, cancha dedicada a este milenario deporte. San Pablo Villa de Mitla, que significa “lugar de los muertos”, está situado a una hora de Oaxaca y fue un centro ceremonial. Uno de los mayores atractivos es la ornamentación de sus palacios que lo distinguen de los del resto del país y las tumbas en forma de cruz en sus pirámides.
COMO LLEGAR
Por Lan Chile, en avión ida y vuelta a Distrito Federal –hasta el 9 de diciembre, $ 829 –días de semana- y $ 880, fines de semana–, más impuestos. Por Aerolíneas Argentinas ida y vuelta a Distrito Federal –hasta el 8 de diciembre, $ 1.199 los días de semana y $1.250 los fines de semana, más impuestos–. Incluye el traslado de una hora de avión a Oaxaca por Mexicana de Aviación. Alojamiento: hay hoteles y pensiones para todo presupuesto: Fiesta Inn (4 estrellas) –doble $ 77, triple $ 100–. Misión de los Angeles –single $ 62, doble $ 63, tiple $ 78–. Hotel Meala –doble $ 30, triple $ 35, single $ 25–. El más impactante: el Oaxaca Camino Real Hotel, construido en un viejo convento. Single y doble $ 180, triple $ 230. Más información: Embajada de México en Argentina. Av. Santa Fe 920, Capital. Tel: 4393-7070.
fuente: parati.com.ar
Mexico creo que es uno de los mejores países para conocer. La verdad dentro de sus ciudades, uno puede encontrar ruinas históricas. Playas paradisiacas. Ciudades totalmente urbanizadas, y la gente que suele estar muy dispuesta de atender como se merece el turista. Creo que la mejor idea para recorrer el lugar es llegar a un alojamiento de lujo en mexico DF, y a partir de allí decidir si uno desea ir a las inmensas playas o conocer un poco de la historia aborigen de ese pais
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