La intendente y casi todos los miembros del gabinete son mujeres. Defienden el cuidado del medio ambiente. Valorizan la cultura y dan trabajo a los desocupados.
hacen participar a los vecinos para combatir al delito. El gobierno femenino lapridense esta en marcha, y lo mas importante, funciona.
No hay basura en sus calles, gracias a un sistema de recolección ecológica que idearon sus gobernantes. La Salud Pública funciona bien. Sus 10.000 habitantes dejan la puerta abierta de sus casas y autos, y un centenar de bicicletas sin cadenas ni candados esperan a la salida del club o del balneario. Por si fuera poco, en Laprida –ciudad ubicada a 500 kilómetros de Capital Federal, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires– todos pagan sus impuestos y la policía respeta y es respetada. Este municipio aparentemente tradicional, responde a un fenómeno poco común, casi utópico. En las últimas elecciones, el 55% de los lapridenses eligió como jefe del gobierno municipal a una mujer. Susana Iglesias no sólo es la primera intendente en la historia de Laprida. De los 1640 municipios del país, es una de las 119 mujeres a cargo del gobierno municipal. Y en Buenos Aires, es la única aliancista. Pero la apuesta más jugada de esta mujer de 56 años, divorciada y con un hijo, es que conformó un gabinete completamente femenino: sólo el área de Acción Social fue confiada a un hombre. “Creo en la inteligencia de la mujer. Conformé así el gabinete porque en mi vida tuve más posiblidades de conocer en profundidad a mujeres, que a hombres. Además, las mujeres somos muy críticas entre nosotras”, argumenta la intendente.
QUIENES SON
De izquierda a derecha: Graciela Cruz, María Irma Saint Martin, Norma Giménez, Susana Iglesias, Anahí Bilbao, Ana María Fernández y Marina Saint Martin.
Su grupo de colaboradoras es sumamente herogéneo. Norma Giménez es casada, tiene dos hijos y es amiga íntima de Susana Iglesias. En su debut en la función pública, es Jefa de Compras de la Municipalidad y maneja casi el 30% del presupuesto. Anahí Bilbao, la Directora de Cultura, es la esposa del actual senador provincial y ex intendente de Laprida, Alfredo Irigoin. La asesora letrada y procuradora del Municipio es Marina Saint Martin. Tiene 35 años, es abogada y vive en pareja. Graciela Cruz, Jefa de Planeamiento, presenta los proyectos de ordenanzas y es mediadora entre la intendente y el Consejo Deliberante. Tiene dos hijos estudiando en Buenos Aires y divide su tiempo entre la Intendencia y su trabajo como abogada. Ana María Fernández es la tesorera. Es soltera, docente y hace 32 años que ejerce en la función pública. El área de prensa y comunicación está a cargo de María Irma Saint Martin. Las cuentas están en mano de Andrea Etcheverry. Todas juntas llevan las riendas del municipio. Son mujeres modernas, que dividen su tiempo entre la política, su familia y sus profesiones. Asombradas por el revuelo que se armó a partir del 10 de diciembre, no creen ser un fenómeno especial. “Estamos donde tenemos que estar porque lo elegimos. Algunas mujeres se quedan en su casa criando a sus hijos, nosotras optamos por esta vida por vocación. No quiere decir que lo demás no nos importe”, aclara Anahí Bilbao, que se las ingenia para dejar a sus tres hijos al cuidado de una persona de confianza. “No creo en el sello femenino ni en alzar banderas en ese sentido. Creo en la igualdad ante todo. Susana, por ejemplo, es intendente por sus condiciones personales, no por ser mujer. No necesitó de una ley de cupos. Llegó por otros motivos”, remarca la Directora de Cultura.
Lo cierto es que en Laprida, a nadie parece preocuparle el hecho de que las mujeres hayan alcanzado el poder público con tanto éxito. Es más, antes de que Susana Iglesias fuera nombrada candidata a intendente, Alfredo Irigoin mandó a hacer una encuesta en la cual se consultaba, entre otras cosas, si postular a una mujer cambiaría o no la intención de voto de los vecinos y el resultado fue: “Irrelevante”. “No hubo grandes cambios, si bien tuvieron que achicar mucho el presupuesto por los tiempos que estamos pasando”, explica Baigorria, uno de los encargados de limpieza de la Municipalidad. Es que al parecer, en Laprida, no existe la guerra de los sexos. “Recibo mucha solidaridad, aliento y comprensión de la gente, tanto de hombres como de mujeres. Lo que sí me llama la atención es que quieran protegerme. Creo que me consideran más débil de lo que soy”, dice Susana Iglesias. Ella sabe que para muchas mujeres es un símbolo de quien se animó a luchar por lo que quería y lo hizo con éxito. “Cuando empecé con esto tuve en claro que era una manera de abrir caminos en otros lugares. La mujer tiene que tener una participación activa y determinante”, concluye la intendente.
EL EQUIPO EN ACCION
Las ocho miembros del gabinete femenino trabajan desde las siete de la mañana y se reparten entre la Municipalidad y sus profesiones. Ninguna cobra más de 1500 pesos por su cargo público. A las seis de la tarde, se reúnen para atender asuntos pendientes y se permiten algunos mates amargos.
Este ya famoso gabinete femenino trabaja desde los distintos sectores y se reúne periódicamente para tratar temas en común, generalmente referidos al presupuesto. Las ocho mujeres se llevan bien, toman mate juntas –sólo se lo permiten fuera del horario municipal– y dicen no tener roces entre ellas. “Estamos empleando en el Municipio mucha más gente que la que deberíamos, pero es necesario. No hace a la eficiencia, pero en este momento priorizamos la calidad de vida. En eso creo que sí nos diferenciamos de los varones. Ser mujer te da mayor sensibilidad ante la gente”, asegura Iglesias. “La gente no viene a pedirnos ayuda, sino trabajo y acá la Municipalidad es la mayor industria. Nuestro deseo más grande es que todos trabajen”, agrega Norma, la jefa de compras.
La gestión de Iglesias también pone el acento en lo cultural, difundiendo casi exclusivamente a los autores, directores y artistas locales. La ecología, ocupa otro lugar importante, tanto, que se conoce a Laprida como la “capital de la ecología”. “También llevamos un control permanente de los centros educativos, de salud y de las comisarías del lugar a través de los foros comunitarios sobre medio ambiente, seguridad y tránsito, presupuesto y adicciones. Otro tema que nos preocupa es la transparencia en la función pública. Además de comunicar continuamente las acciones de gobierno, apenas el presupuesto lo permita, vamos a editar un boletín oficial local para hacer públicos los ingresos y egresos de la Municipalidad”, dice la directora de Comunicación.
DESAFIANDO MANDATOS
“Que lleguemos a tener una presidente mujer dependerá de nuestra participación en el mundo de las decisiones y de que nuestro desempeño en la función pública sea satisfactorio”, Susana Iglesias (Intendente de Laprida).
Otro de los aspectos que llaman la atención de la intendente de Laprida es no tiene una ideología ortodoxa o tradicional. Apoya la despenalización del aborto con argumentos claros. “La despenalización para mí no implica que vayan a haber más abortos. Creo que es una cuestión personal en la que la mujer es la más comprometida y es quien debe decidir”, enfatiza.
En cuanto al lugar femenino en la política nacional, tanto la intendente como su gabinete coinciden en que los argentinos no estamos maduros para que nos gobierne una mujer. “Que lleguemos a tener una presidente mujer dependerá de la participación de las mujeres y de su desempeño en la función pública”, comenta Susana Iglesias. De todas maneras, las miembros del gabinete reconocen que la mujer está ocupando espacios hasta el momento inimaginables y atribuyen el fenómeno a las condiciones femeninas para alcanzar lo que se proponga. “Hoy las mujeres tenemos muy claro nuestras metas y somos conscientes de las dimensiones que podemos alcanzar con nuestro trabajo”, comenta Marina, la procuradora del municipio. “Estamos dando muchas muestras de capacidad. Ya no nos medimos con el hombre para saber hasta dónde llegar”, agrega la tesorera municipal. Las mujeres que conforman el gabinete de Laprida son decididas y comprometidas con la gente. Se juegan por lo que creen y luchan por hacer de su cargo, un medio para convertir a Laprida en un lugar mejor del que encontraron cuando asumieron el 10 de diciembre. Y todo parece indicar que lo están logrando.
MODERNA, ECOLOGICA Y CULTURAL
Laprida –ubicada a 500 kilómetros de la Capital Federal– cuenta con un sistema de señalización inteligente, aun en calles no pavimentadas y con ciclovías para peatones y bicicletas. Tiene una planta de tratamiento de residuos, que ya llegan clasificados por los vecinos. Con los materiales orgánicos se hace compost –tierra fértil–. Los metales, plásticos y vidrios se venden para ser reciclados, las pilas son aisladas y lo quirúrgico se trata en hornos que no despiden gases tóxicos. Se suma a este proyecto, “Camino a la Felicidad”, un programa que da trabajo a jóvenes discapacitados que venden bolsas de polietileno y recolectan la basura de los cestos públicos. Lo cultural también es importante para esta ciudad. “Decidimos dejar aflorar el sello de Laprida mostrando obras relizadas por nuestra gente”, afirma Anahí Bilbao, la Directora de Cultura.
LAPRIDA TIENE CARA DE MUJER
“Ser mujer no me perjudicó ni me abrió ninguna puerta”, dice la intendente de Laprida, Susana Iglesias, de 56 años, divorciada y con un hijo que se abrió camino en el ámbito político, desde su militancia en Franja Morada, allá en la década del ‘70. A partir de 1983 fue concejal y presidenta de bloque en Laprida por la UCR. “Desde siempre me negaba a un cargo tan importante como es la Intendencia. Me parecía que iba a estar muy expuesta tanto para las críticas como para los elogios. Por suerte me animé y acepté el desafío. No me arrepiento”, admite Iglesias, que aún ejerce como escribana cuando los asuntos de la Intendencia se lo permiten.
Informe: Laura Zavoyovski
fuente: parati.com.ar
hacen participar a los vecinos para combatir al delito. El gobierno femenino lapridense esta en marcha, y lo mas importante, funciona.
No hay basura en sus calles, gracias a un sistema de recolección ecológica que idearon sus gobernantes. La Salud Pública funciona bien. Sus 10.000 habitantes dejan la puerta abierta de sus casas y autos, y un centenar de bicicletas sin cadenas ni candados esperan a la salida del club o del balneario. Por si fuera poco, en Laprida –ciudad ubicada a 500 kilómetros de Capital Federal, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires– todos pagan sus impuestos y la policía respeta y es respetada. Este municipio aparentemente tradicional, responde a un fenómeno poco común, casi utópico. En las últimas elecciones, el 55% de los lapridenses eligió como jefe del gobierno municipal a una mujer. Susana Iglesias no sólo es la primera intendente en la historia de Laprida. De los 1640 municipios del país, es una de las 119 mujeres a cargo del gobierno municipal. Y en Buenos Aires, es la única aliancista. Pero la apuesta más jugada de esta mujer de 56 años, divorciada y con un hijo, es que conformó un gabinete completamente femenino: sólo el área de Acción Social fue confiada a un hombre. “Creo en la inteligencia de la mujer. Conformé así el gabinete porque en mi vida tuve más posiblidades de conocer en profundidad a mujeres, que a hombres. Además, las mujeres somos muy críticas entre nosotras”, argumenta la intendente.
QUIENES SON
De izquierda a derecha: Graciela Cruz, María Irma Saint Martin, Norma Giménez, Susana Iglesias, Anahí Bilbao, Ana María Fernández y Marina Saint Martin.
Su grupo de colaboradoras es sumamente herogéneo. Norma Giménez es casada, tiene dos hijos y es amiga íntima de Susana Iglesias. En su debut en la función pública, es Jefa de Compras de la Municipalidad y maneja casi el 30% del presupuesto. Anahí Bilbao, la Directora de Cultura, es la esposa del actual senador provincial y ex intendente de Laprida, Alfredo Irigoin. La asesora letrada y procuradora del Municipio es Marina Saint Martin. Tiene 35 años, es abogada y vive en pareja. Graciela Cruz, Jefa de Planeamiento, presenta los proyectos de ordenanzas y es mediadora entre la intendente y el Consejo Deliberante. Tiene dos hijos estudiando en Buenos Aires y divide su tiempo entre la Intendencia y su trabajo como abogada. Ana María Fernández es la tesorera. Es soltera, docente y hace 32 años que ejerce en la función pública. El área de prensa y comunicación está a cargo de María Irma Saint Martin. Las cuentas están en mano de Andrea Etcheverry. Todas juntas llevan las riendas del municipio. Son mujeres modernas, que dividen su tiempo entre la política, su familia y sus profesiones. Asombradas por el revuelo que se armó a partir del 10 de diciembre, no creen ser un fenómeno especial. “Estamos donde tenemos que estar porque lo elegimos. Algunas mujeres se quedan en su casa criando a sus hijos, nosotras optamos por esta vida por vocación. No quiere decir que lo demás no nos importe”, aclara Anahí Bilbao, que se las ingenia para dejar a sus tres hijos al cuidado de una persona de confianza. “No creo en el sello femenino ni en alzar banderas en ese sentido. Creo en la igualdad ante todo. Susana, por ejemplo, es intendente por sus condiciones personales, no por ser mujer. No necesitó de una ley de cupos. Llegó por otros motivos”, remarca la Directora de Cultura.
Lo cierto es que en Laprida, a nadie parece preocuparle el hecho de que las mujeres hayan alcanzado el poder público con tanto éxito. Es más, antes de que Susana Iglesias fuera nombrada candidata a intendente, Alfredo Irigoin mandó a hacer una encuesta en la cual se consultaba, entre otras cosas, si postular a una mujer cambiaría o no la intención de voto de los vecinos y el resultado fue: “Irrelevante”. “No hubo grandes cambios, si bien tuvieron que achicar mucho el presupuesto por los tiempos que estamos pasando”, explica Baigorria, uno de los encargados de limpieza de la Municipalidad. Es que al parecer, en Laprida, no existe la guerra de los sexos. “Recibo mucha solidaridad, aliento y comprensión de la gente, tanto de hombres como de mujeres. Lo que sí me llama la atención es que quieran protegerme. Creo que me consideran más débil de lo que soy”, dice Susana Iglesias. Ella sabe que para muchas mujeres es un símbolo de quien se animó a luchar por lo que quería y lo hizo con éxito. “Cuando empecé con esto tuve en claro que era una manera de abrir caminos en otros lugares. La mujer tiene que tener una participación activa y determinante”, concluye la intendente.
EL EQUIPO EN ACCION
Las ocho miembros del gabinete femenino trabajan desde las siete de la mañana y se reparten entre la Municipalidad y sus profesiones. Ninguna cobra más de 1500 pesos por su cargo público. A las seis de la tarde, se reúnen para atender asuntos pendientes y se permiten algunos mates amargos.
Este ya famoso gabinete femenino trabaja desde los distintos sectores y se reúne periódicamente para tratar temas en común, generalmente referidos al presupuesto. Las ocho mujeres se llevan bien, toman mate juntas –sólo se lo permiten fuera del horario municipal– y dicen no tener roces entre ellas. “Estamos empleando en el Municipio mucha más gente que la que deberíamos, pero es necesario. No hace a la eficiencia, pero en este momento priorizamos la calidad de vida. En eso creo que sí nos diferenciamos de los varones. Ser mujer te da mayor sensibilidad ante la gente”, asegura Iglesias. “La gente no viene a pedirnos ayuda, sino trabajo y acá la Municipalidad es la mayor industria. Nuestro deseo más grande es que todos trabajen”, agrega Norma, la jefa de compras.
La gestión de Iglesias también pone el acento en lo cultural, difundiendo casi exclusivamente a los autores, directores y artistas locales. La ecología, ocupa otro lugar importante, tanto, que se conoce a Laprida como la “capital de la ecología”. “También llevamos un control permanente de los centros educativos, de salud y de las comisarías del lugar a través de los foros comunitarios sobre medio ambiente, seguridad y tránsito, presupuesto y adicciones. Otro tema que nos preocupa es la transparencia en la función pública. Además de comunicar continuamente las acciones de gobierno, apenas el presupuesto lo permita, vamos a editar un boletín oficial local para hacer públicos los ingresos y egresos de la Municipalidad”, dice la directora de Comunicación.
DESAFIANDO MANDATOS
“Que lleguemos a tener una presidente mujer dependerá de nuestra participación en el mundo de las decisiones y de que nuestro desempeño en la función pública sea satisfactorio”, Susana Iglesias (Intendente de Laprida).
Otro de los aspectos que llaman la atención de la intendente de Laprida es no tiene una ideología ortodoxa o tradicional. Apoya la despenalización del aborto con argumentos claros. “La despenalización para mí no implica que vayan a haber más abortos. Creo que es una cuestión personal en la que la mujer es la más comprometida y es quien debe decidir”, enfatiza.
En cuanto al lugar femenino en la política nacional, tanto la intendente como su gabinete coinciden en que los argentinos no estamos maduros para que nos gobierne una mujer. “Que lleguemos a tener una presidente mujer dependerá de la participación de las mujeres y de su desempeño en la función pública”, comenta Susana Iglesias. De todas maneras, las miembros del gabinete reconocen que la mujer está ocupando espacios hasta el momento inimaginables y atribuyen el fenómeno a las condiciones femeninas para alcanzar lo que se proponga. “Hoy las mujeres tenemos muy claro nuestras metas y somos conscientes de las dimensiones que podemos alcanzar con nuestro trabajo”, comenta Marina, la procuradora del municipio. “Estamos dando muchas muestras de capacidad. Ya no nos medimos con el hombre para saber hasta dónde llegar”, agrega la tesorera municipal. Las mujeres que conforman el gabinete de Laprida son decididas y comprometidas con la gente. Se juegan por lo que creen y luchan por hacer de su cargo, un medio para convertir a Laprida en un lugar mejor del que encontraron cuando asumieron el 10 de diciembre. Y todo parece indicar que lo están logrando.
MODERNA, ECOLOGICA Y CULTURAL
Laprida –ubicada a 500 kilómetros de la Capital Federal– cuenta con un sistema de señalización inteligente, aun en calles no pavimentadas y con ciclovías para peatones y bicicletas. Tiene una planta de tratamiento de residuos, que ya llegan clasificados por los vecinos. Con los materiales orgánicos se hace compost –tierra fértil–. Los metales, plásticos y vidrios se venden para ser reciclados, las pilas son aisladas y lo quirúrgico se trata en hornos que no despiden gases tóxicos. Se suma a este proyecto, “Camino a la Felicidad”, un programa que da trabajo a jóvenes discapacitados que venden bolsas de polietileno y recolectan la basura de los cestos públicos. Lo cultural también es importante para esta ciudad. “Decidimos dejar aflorar el sello de Laprida mostrando obras relizadas por nuestra gente”, afirma Anahí Bilbao, la Directora de Cultura.
LAPRIDA TIENE CARA DE MUJER
“Ser mujer no me perjudicó ni me abrió ninguna puerta”, dice la intendente de Laprida, Susana Iglesias, de 56 años, divorciada y con un hijo que se abrió camino en el ámbito político, desde su militancia en Franja Morada, allá en la década del ‘70. A partir de 1983 fue concejal y presidenta de bloque en Laprida por la UCR. “Desde siempre me negaba a un cargo tan importante como es la Intendencia. Me parecía que iba a estar muy expuesta tanto para las críticas como para los elogios. Por suerte me animé y acepté el desafío. No me arrepiento”, admite Iglesias, que aún ejerce como escribana cuando los asuntos de la Intendencia se lo permiten.
Informe: Laura Zavoyovski
fuente: parati.com.ar
Comentarios
Publicar un comentario